MIGUEL COBO ROSA, TAUTOGRAMAS


Miguel Cobo Rosa nació en Torreperogil (Jaén) en septiembre de 1949. Maestro de profesión, ha ejercido su labor docente en diversos colegios e institutos de la provincia de Jaén y en Córdoba desde 1976, hasta su jubilación en 2010. Desde muy joven ha cultivado la poesía de forma autodidacta, simultaneándola con la enseñanza. Ha sido galardonado en el V Concurso Domecq de Poesía Corta, en I Concurso Literario Ateneo de  Jaén y el VII Certamen Rosalía de Castro. Su poética podría resumirse en esta metáfora riográfica, según sus propias palabras: “Si nuestras vidas son los ríos, no sólo en la inmortal metáfora manriqueña, una riografía vendría a ser la biografía poética del propio río y también la del hombre que vive en sus orillas y recorre su curso. Vidas paralelas, no en el sentido plutarquiano del término, sino en el de la telúrica influencia –y afluencia– que recíprocamente se tributan”. Libros al Albur publicó su poemario Manual de insomnios en 2015. En Tautogramas. Pensamientos emergentes de una mente sumergida presenta una colección de aforismos caracterizados por su mordacidad y su sensible inteligencia crítica.


El traje de la vida nunca se ajusta a nuestras medidas.

*

Como humanos, tropezamos más de una vez en la misma piedra; pero siempre hay alguien cambiándola de sitio.

*

Cuando me constituyo en mi abogado defensor, pierdo el juicio.

*

Oxímoron profiláctico: Por higiene mental, hay que evitar el lavado de cerebro.

*

Cuando abrazamos una causa con demasiada fuerza, corremos el riesgo de asfixiarla.

*

Me pierdo sin salir de mí.

*

He sabido ganarme también vuestro silencio.

*

Si de súbito resplandeciera la verdad, nos quedaríamos ciegos.

*

En todo viaje interior hay un extravío.

*

Ninguna vida, en su insoportable levedad, resiste el peso de toda la verdad.

*

Con la leña de la poda hice el fuego del poema.

*

¿Vacío o plenitud?  Tras cualquier elección, siempre te quedará un vacío.

*

A veces el pensamiento migra al territorio del dolor y se convierte en migraña. Si te pone en jaque, ya es jaqueca.